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La Met Gala 2025: Elegancia Negra, Sastrería y Poder Masculino

Actualizado: hace 1 día

Por Sebastián Román, Director Creativo de Partícula León.


Puede que hayas oído hablar de ella, pero no sepas exactamente qué pasa allí. La Met Gala es algo así como el “Super Bowl de la moda”: una cena benéfica que se celebra cada año en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde los invitados —actores, cantantes, deportistas, diseñadores y ahora influencers— usan la moda para contar historias. No es una pasarela tradicional: es una alfombra roja donde cada look está pensado para interpretar un tema, como si cada traje fuera parte de una exposición viva. Y aunque tradicionalmente se ha enfocado en la moda femenina, últimamente se ha convertido en un escenario clave para entender cómo los hombres se visten, se expresan y se posicionan en el mundo actual.


Este 5 de mayo, el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York será el escenario donde va a comenzar una conversación global sobre moda masculina: “Superfine: Tailoring Black Style”, una exploración profunda de la historia, impacto e identidad del dandismo negro: la tradición de los hombres afrodescendientes que, desde el siglo XVIII hasta hoy, han hecho de la sastrería una herramienta de resistencia, elegancia y autoafirmación.


Fotografía tomada de Vogue USA
Fotografía tomada de Vogue USA


Inspirada en la obra de la académica Monica L. Miller, la muestra del Costume Institute pone la mirada en cómo el vestir ha sido una forma de protesta y sofisticación cultural en contextos de exclusión. El traje, entonces, no es solo ropa: es una postura frente al mundo, una construcción consciente de presencia y respeto.


El equipo de anfitriones este año está compuesto por figuras que representan esa evolución del estilo masculino en diferentes industrias: Pharrell Williams, A$AP Rocky, Colman Domingo y Lewis Hamilton, junto a Anna Wintour, anfitriona tradicional, y LeBron James como presidente honorario. Todos han trascendido sus roles originales para convertirse en referentes de una nueva masculinidad, donde la forma de vestir es también una forma de pensar. Desde la sastrería minimalista y cultural de Pharrell hasta la teatralidad de Domingo o el lujo deportivo de Hamilton, cada uno ha demostrado que el estilo tiene impacto.


Desde Colombia, la presencia también es fuerte. Karol G y Shakira están confirmadas como invitadas oficiales, sumándose al mapa global de influencia cultural. Además, se rumora que J Balvin podría hacer su regreso a la gala este año, aportando su visión de streetwear de lujo y reforzando el lugar de los latinos en la moda internacional.


Fotografía tomada del Metropolitan Museum.
Fotografía tomada del Metropolitan Museum.


La mirada histórica de William Cruz Bermeo

Para ampliar esta conversación, Docente investigador de moda William Cruz Bermeo nos ayuda a contextualizar el papel del Black Dandy como una figura aún viva dentro de los movimientos culturales que han influido en la moda masculina. Según Cruz, “no se trata de un estilo anclado en el pasado, sino de una expresión que permanece activa como herramienta de reafirmación”. En su análisis, destaca cómo espacios como el Harlem de los años 20 a los 40 redefinieron el vestir masculino afroamericano con trajes sobredimensionados, sombreros ladeados, zapatos bicolor y una actitud performática que, incluso, terminó influenciando la moda blanca desde Hollywood.

Esta construcción simbólica del traje tiene raíces profundas. William señala que, en las comunidades afrodescendientes, el uso del traje ha sido históricamente una forma de declarar presencia, elegancia y respeto. Un ejemplo clave es el movimiento conocido como los sapeurs, surgido en el Congo, donde hombres jóvenes adoptaron el traje como una forma de resistencia y orgullo frente a contextos de desigualdad. Guiados por figuras como Papa Wemba, quien convirtió el vestuario en un manifiesto cultural, los sapeurs transformaron el acto de vestirse en una expresión de dignidad. A través de colores llamativos, marcas de lujo y una puesta en escena sofisticada, reinterpretaron la moda occidental desde lo africano y lo propio.


Los Sapeurs del Congo, fotografía tomada de BBC
Los Sapeurs del Congo, fotografía tomada de BBC


Tailoring y nuevas masculinidades

En ese contexto, diseñadores como Willy Chavarría, Haider Ackermann y Thom Browne aparecen como figuras clave para traducir el tema del evento en prendas memorables. Chavarría, con una estética poderosa y socialmente cargada, le da voz a minorías desde el tailoring; Ackermann, con una mirada poética y arquitectónica, explora la masculinidad desde el gesto refinado; y Browne, provocador y conceptual, convierte cada traje en una obra de arte viva. Los tres entienden el traje no como uniforme, sino como un manifiesto.

Pero este tailoring también ha sido reinterpretado en clave latinoamericana. William argumenta que, si bien se dice que el hombre latino es conservador, existen ejemplos históricos que lo contradicen: desde los pachucos mexicanos en los años 40, pasando por el movimiento salsero colombiano, hasta las expresiones actuales del reguetón, donde lo visual tiene una carga cultural subestimada. Él sugiere que muchas de estas formas de vestir han sido vistas con prejuicio por su origen popular o urbano, pero justamente ahí es donde se está gestando una estética auténtica que aún no ha sido analizada con lupa desde el mundo académico o editorial.

Hoy, incluso en el mundo corporativo, el traje ha mutado. Según William, la sastrería ha transitado hacia versiones más desestructuradas, alejándose del formato rígido y tradicional. Siluetas relajadas, materiales más livianos y propuestas menos formales conviven ahora con el código clásico. Esta evolución responde, en parte, a cómo ciertos hombres buscan proyectar una imagen racional, seria o de autoridad, sin necesariamente apegarse al modelo ejecutivo tradicional. La confección industrial y el tailoring hecho a medida siguen siendo herramientas para comunicar distintas formas de masculinidad.


Pachucos mexicanos en Estados Unidos, ftoogorafía tomada de RCG Media.
Pachucos mexicanos en Estados Unidos, ftoogorafía tomada de RCG Media.

¿Y qué pasa en Latinoamérica?

Finalmente, frente a la pregunta de si la sastrería puede seguir siendo una herramienta para contar historias propias en América Latina, William plantea que hay una oportunidad clara, especialmente en los procesos hechos a medida. Más que replicar formas establecidas, se trata de interpretar el traje desde las realidades locales y darle sentido dentro de nuestros propios códigos culturales. La sastrería, pensada desde la investigación, el contexto y la sensibilidad creativa, puede convertirse en un vehículo contemporáneo para hablar de identidad, de origen y de expresión personal desde lo masculino, lo urbano y lo latinoamericano.


Este año, la Met Gala no es solo un desfile de celebridades. Es una conversación global sobre cómo los hombres pueden —y deben— usar la ropa para comunicar quiénes son, de dónde vienen y qué representan. En un escenario donde históricamente la moda femenina ha ocupado la mayoría del espacio, esta edición representa una oportunidad real para visibilizar las narrativas masculinas, y entender cómo el estilo también puede ser una forma de pensamiento, de memoria y de presencia.


La sastrería deja de ser un código rígido o una convención social para convertirse en un lenguaje vivo que articula identidad, historia y sensibilidad. Para muchos, el traje seguirá siendo un símbolo de respeto. Pero en 2025, ese respeto se redefine: hacia las raíces, hacia la diferencia, hacia la posibilidad de transformar una prenda clásica en un manifiesto contemporáneo.


Y quizá lo más importante: es un momento para que más hombres —sobre todo en lugares como Medellín— se vean reflejados, inspirados, y se den permiso de entrar en esta conversación que también les pertenece.



 
 
 

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